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FioLee -Especial de Halloween

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YamiKaoz's avatar
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Vivir con tres hermanos no es tan malo como cualquiera pensaría, a decir verdad tenia demasiadas ventajas, nada de reglas tontas como “hacer la tarea en la mesa y no en el piso de la sala mientras ves televisión”, “dormir antes de las nueve de la noche porque al otro día tienes que ir a la escuela”, y sobre todo, “comer sanamente”. Aunque claro, si se siguieran alguna de esas reglas no terminaría con dolor de espalda al terminar sus deberes escolares, no se pasaría todo el día bostezando en clases, y tal vez seria más delgada y bonita... igual que las chicas populares de la preparatoria. Pero eso no era de importancia para ella. Sí, estaba un poco más llenita que ellas pero tenia incluso más curvas que esos palillos andantes; así que no había de dónde mortificarse.
Vivía bastante bien con sus hermanos mayores, Jake y Cake, pues con 28 y 25 años respectivamente, ambos con trabajo y encima el dinero que recibían mensualmente por la muerte de sus padres, la casa prácticamente se mantenía sola. Y las actitudes divertidas y enérgicas de sus dos hermanos mayores hacían que el ambiente en la casa nunca fuera triste, incluso después del fallecimiento de sus padres, pues al darse cuenta que ahora solo se tenían los cuatro, las cosas comenzaron a cambiar en la casa Murtons, y el principal cambio fue en deshacerse de las reglas ya mencionadas, y los espaguetis y pancakes de Jake y Cake se hicieron desayunos y comidas rutinarios, pero no por eso aburridos, pues, eran la comida favorita de ella y Finn. Finn… el hermano más pequeño e hiperactivo de los cuatro. Era como el doble de Fionna pero en una versión masculina y de 6 años. Gracias a que sus padres se ausentaban casi todo el día en sus trabajos, el pequeño Finn apenas había sentido su ausencia cuando ellos murieron. Y para este entonces, luego de 4 años de su muerte, él apenas los recordaba.

Justamente ese día había olvidado que era viernes y tenía que ir a la escuela más temprano de lo normal. ¿A quién se le ocurría hacer a los alumnos llegar más temprano a la escuela un viernes?. Habían pasado apenas cinco minutos de su hora normal para despertar, cuando salió de su sueño bruscamente al sentir miles de pequeñas gotas de agua helada golpear su rostro, y al enderezarse y observar a su despertador éste no se contuvo de soltar sonoras carcajadas al ver su cara.

-¡¿Qué demonios te pasa Jake?!- Soltó enojada.

-Lo siento, FiFi.-Se disculpo el nombrado mientras secaba una lagrima que había salido sin permiso a causa de su risa.- Fue idea de Cake, ya sabes cómo es con eso de los horarios y llegar temprano.-Dijo, para luego revolver más el ya alborotado cabello de Fionna y salir de su habitación, advirtiéndole que iba tarde a clases antes de desaparecer por completo tras la puerta.

Cinco minutos tarde no son nada en un día normal. Pero para desgracia de Fionna ese no era un día normal. La noche de ese mismo era una fiesta de Halloween por parte del instituto, fiesta de disfraces, y según le habían contado, una de las mejores fiestas del año, además del baile de bienvenida. Pero la bienvenida ya había pasado hace meses y ahora tenía que enfocarse en esa noche. Todo debía ser perfecto.

 

Vaya pésima mañana… Justamente ese día que se supone sería perfecto, término siendo arruinado por su pequeño hermano… Bueno, no toda la culpa recaía en el pequeño Finn, sino de las órdenes de Cake y su explotador trabajo. Justo hoy a su hermana mayor le tocaba trabajar en la noche y Jake tenía una cita importante con su novia, por lo que la responsabilidad de cuidar al pequeño de 6 años y llevarlo a pedir dulces recaía en la hermana mediana sin vida, Fionna.

Bufó con pesadez mientras atravesaba el concurrido pasillo del instituto que daba hacia su salón de clase, ese sería un pesado y aburrido día como cualquiera. Aunque claro, solo las primeras tres horas, pues luego de eso, todos deberían estar en el gimnasio ayudando con los preparativos de la fiesta que seria esa noche. Ella era de primer semestre ¿¡Porqué hacían trabajar también a los de nuevo ingreso si no tenían ni idea de qué hacer?! Vaya día… ¿Qué mejor manera de atormentarla más? Claro. Tener que ayudar a establecer un evento al cual ella no acudiría.

-Fionna ¿Te encuentras bien?.- Preguntó preocupada una joven de tez blanca y ojos verdes, de complexión delgada y peculiar cabello color verde agua, que se encontraba al lado de Fionna, mejorando los últimos detalles del salón donde seria la fiesta.

-Eh… No es nada Brittany.- Mintió la aludida mientras le dedicaba una falsa sonrisa a su amiga de la infancia; sonrisa que la peli verde no se creyó, por lo que frunció el seño ligeramente enojada de que la rubia no quisiera contarle lo que le pasaba, por lo que a la ojiazul no le quedo más remedio que hablar.

-Debo cuidar a Finn en la noche…- Soltó finalmente, después de un suspiro resignado.

-¿¡Qué?! ¡Pero es Halloween, y la fiesta va a ser súper hello!.- Contesto alterada la peli verde ante las palabras de su compañera ¡Fionna no podía perderse esa fiesta! Mucho menos si desde un mes antes habían planeado sus disfraces.

-¡Ya lo sé B.! Pero Cake trabajará de noche y Jake tiene una cita con Arcoíris…-Contestó

-¿Tan importante es lo de Jake?.- Argumento Birtanny, buscando alguna excusa. Tal vez si Jake cancelaba su cita…

-Tal parece que por fin le pedirá matrimonio a Lady.- Atajó Fionna. Conocía perfectamente a Brittany para saber a dónde quería llegar con esa frase.

-Puf… -Suspiró Brittany- ¿A quién se le ocurre pedir matrimonio en Halloween?- Dijo, con un tono de fastidio en su voz.

-A Jake, al parecer.- Dijo Fionna, alzando los hombros.

-Bien…  Pues entonces yo tampoco vendré a la fiesta.- Comentó la ojiverde, decidida.

-¿Qué? ¡No, Montse! Has esperado ésta fiesta desde hace mucho, además, te vez muy linda en tu traje de ladrona.- intentó persuadir la rubia, sacándole un sonrojo a la aludida.

-Lo sé, Fi. Pero no vendré sin ti… No quiero estar sola toda la noche…-dijo la ojiverde haciendo un puchero. No tenía cómo discutir aquello… mucho menos con aquella expresión de su amiga, y peor aún, cuando a Brittany se le metía algo en la cabeza, no había modo de hacerla cambiar de parecer.

 

-¡Finn, quédate quieto!-Ordenó desesperadamente Cake, intentando mantener a su hermano menor en una posición favorable para que ella pudiera terminar los últimos detalles de su disfraz.

-¡Cake! ¡Seré el más grande héroe de OOO!.- Comento entusiasmado el rubio haciendo caso omiso de las órdenes de su hermana y continuando con lo que para él eran conocidas poses de batalla de héroes.

Halloween era una de las festividades favoritas de los hermanos Murtons, pero con los dos hermanos mayores ocupados con sus asuntos de adultos y Fionna con sus problemas típicos de adolecente, el único que mostraba entusiasmo ese año, era el menor de ellos.

-Bien… Ya ésta listo.- anunció Cake al momento en que soltaba un suspiro y liberaba de su agarre a su hermano menor.

-¡Bieeen! –Gritó Finn, eufórico.- ¡Tengan cuidado malvados, Finn ésta aquí para proteger OOO!- Anunciaba el pequeño, mientras corría por toda la sala, simulando volar.

-Y en cuanto a ti, Fionna…-Llamó la mayor, captando así la completa atención de la nombrada, quien observaba con una sonrisa el recorrido de su hermano.- Me iré a las 7 al trabajo, regreso mañana temprano. Finn quedó de ver a Marceline a las 8. Pero el niño quiso hacerse el caballero y pasar por ella a su casa, así que los esperan en la mansión Abadeer a las 8.- Concluyo. Fionna simplemente asintió con la cabeza, aceptando sin más las órdenes de Cake.

No era mucho tiempo por esperar. En unas cuantas horas, Cake se fue al trabajo, dejando a los más pequeños de la casa solos, y con Fionna terminando de arreglarse para salir a pedir dulces con su hermano menor, y éste mirando la televisión en el cuarto de ésta mientras ella salía del baño, el tiempo en que tenían que ir por Marceline se pasó aún más rápido.

 

Llegar a la casa de Marceline solo consistía en unos minutos de caminata, minutos en los cuales las burlas de Fionna hacia Finn no habían cesado en ningún instante pues, a la rubia le encantaban las reacciones de su hermano menor al decirle que la pelinegra se casaría con él y cosas así, sacándole una mueca de asco a Finn ó pucheros dependiendo la frase que ella usara. Hasta que por fin llegaron a la casa Abadeer, ó mejor dicho mansión. El padre de Marceline era un importante empresario, con la dirección de una importante empresa bajo sus mandos, y dueño de una más pequeña que la anterior pero que tenia potencial para mucho más, el gran Hudson Abadeer podía darle lo que quisiera a su única hija, y a pesar de tenerlo todo, Marceline jamás había sido una niña ambiciosa y arrogante, y mucho menos daba signos de ser así en algún futuro, a decir verdad… Era muy similar a Finn en cuanto a su forma de ser. Aventurera, fantasiosa y simple, con una inteligencia avanzada para su corta edad, había congeniado de maravilla con el rubio, y se habían hecho amigos prácticamente al instante. Veían los mismos programas de televisión, por lo tanto cuando había un capitulo estreno, Finn corría directamente al teléfono de la sala principal una vez comenzaran los créditos, para llamar a la pelinegra y conversar sobre sus propias predicciones sobre el capitulo de la semana siguiente. Inclusive peleaban cuando Marceline era la que llamaba primero, tal parecía que ambos competían por ver quién llamaba a quién antes. Y Finn, como buen competidor que era, hubo una ocasión en la que desconecto el teléfono cuando Jake estaba cómodamente hablando con su novia, y cuando éste le interrogó el porqué de su acción, el menor simplemente contestó que lo que había visto en televisión hacia unos segundos, había sido más que épico y debía contárselo a Marceline de inmediato. La rubia rió discretamente ante su recuerdo, pero no pudo evitar una pequeña risita cuando recordó las palabras de Jake, “Chamaco precoz” Fue lo ultimo que le dijo a Finn antes de retirarse del lugar, dejando al mencionado con el poder absoluto del teléfono… Y con la incógnita del significado de esa nueva palabra rondando por su mente durante toda una semana… “Precoz” Lo peor le había tocado a Cake, que ya no sabía qué más inventarse para evadir a su hermano y su insistencia por saber qué significaba aquello.

Miró cómo Finn atravesaba entusiasmado el pequeño jardín principal de la mansión Abadeer y se estiraba y brincaba por alcanzar el timbre de la puerta. Un timbre peculiar por el que se escuchaba una voz saliente de éste.

-¡Simon, soy yo, Finn! ¿Ya está lista Marceline?.- Contestó Finn una vez había reconocido la voz del nombrado. Simon, el mayordomo, maestro de música y en ocasiones también maestro particular de Marceline;  era como su segundo padre, ya que Hudson se encontraba en casa muy rara vez.

-¡Oh, joven Finn! Por supuesto, la señorita Marceline está…-

-¡Ya lo escuché Simon! ¡Ya me voy, nos vemos más tarde! ¡Y no congeles la casa por favor!.- Interrumpió una voz femenina que se escuchaba a una distancia algo alejada de Simon a través del timbre de la mansión.

La puerta principal se abrió, dejando ver a una pequeña niña de 6 años con cabello largo, lacio y negro como la noche, de ojos verde esmeralda y piel blanca, disfrazada de vampiro.

-¡Hey Mar-Mar! Te ves espeluznante.-Alago Finn.

-¡Hey Finn! Tú también te vez genial.-Contesto la pelinegra mientras chocaba su puño con el de su compañero.

-Por cierto… Mi primo está de colado en casa, así que vendrá a acompañarnos. No te molesta ¿verdad?.- Preguntó Marceline

-¡Por supuesto que no! Además Fionna viene conmigo.- Contesto Finn, señalando con su pulgar a sus espaldas, donde se encontraba su hermana.

-¡Genial!.-Comentó entusiasmada.- ¡Hey tú! ¡Es hora de irnos!.-Llamó, no sin antes darse media vuelta para que el sonido de su voz se dirigiera hacia dentro de su hogar.

-Ya te escuche…-Contestó cansinamente un chico desde el interior de la mansión, de cabello negro al igual que Marceline, ojos café claro y tez blanca, casi tanto cono la de Marceline.

-Él es Marshall.-Presentó Marceline a Finn.

-Hola.-Saludo el rubio con una sonrisa y un ademán.

-Qué hay.-Saludo en respuesta Marshall.-Es un gusto conocerte primito.-Comentó divertido el pelinegro mientras revolvía el rubio cabello de Finn y cerraba la puerta de la mansión para comenzar a caminar a la acera; dejando a Finn intrigado por su saludo y dedicándole una mirada interrogativa hacia Marceline, quien simplemente alzo los hombros en señal de no tener idea de qué hablaba su primo.

-¡Hey Fionna!.-Saludo Marceline con una sonrisa una vez había llegado con la rubia.

-Hey Marcy.-Saludo de regreso -¿Lista para pedir dulces?- Cuestiono con una sonrisa entusiasmada.

-¡Por supuesto!- Exclamo feliz la aludida.- Pero antes quiero presentarte a alguien…-Comento Marceline mientras tomaba de la mano a Marshall, quien estaba en las nubes, y lo guiaba frente a Fionna.- Él es Marshall, mi primo. Está quedándose con nosotros temporalmente.-

-Hola, soy… Fionna, un gusto.- Saludó la rubia, extendiendo su mano para así saludar al pelinegro formalmente.

-Hola Fionna… Soy Marshall. Pero creo que ya te había visto antes.- Saludo de regreso Marshall mientras ambos comenzaban a caminar para así alcanzar a sus “yo miniatura” quienes ya se habían adelantado con una divertida competencia de velocidad.

-¿De donde nos dices que me has visto?.-Preguntó intrigada la rubia.

-Del instituto ¿Estás en primer semestre, no? Yo estoy en sexto y llevo aquí un par de meses, así que ya sé quiénes son los novatos y quienes los…-

-Ancianos.- Interrumpió Fionna, ofendida de algún modo, por el termino que Marshall había utilizado hacia ella y sus compañeros, y sacándole una carcajada al mayor.

-Claro… Los ancianos.-Contestó sarcástico, pero divertido ante la defensiva rubia.-Has crecido mucho, conejo.-Susurró, luego de mirar de reojo a la rubia.-

-¿Dijiste algo?- Interrogo, con cierto tono de molestia aún en su voz.

-Nada.- Respondió el mayor, con una sonrisa que a Fionna le pareció demasiado falsa.

Marshall parecía del típico chico arrogante por el que toda chica se volvía loca… Y ahora que lo ubicaba mejor… Lo era. “Lee” como solían llamarle todas las chicas del instituto, era el típico chico guapo más popular y cotizado del colegio. Guitarrista de una banda. Recién se había mudado a la ciudad luego de haber estudiado diez años en el extranjero, y había regresado a terminar la preparatoria en su ciudad de nacimiento y en el mismo instituto que lo hizo su madre. Ó al menos eso había oído hablar a las chicas de su salón.

Pero lo que para Fionna era aún más intrigante era ¿Qué hacia el chico más popular del colegio acompañando a su pequeña prima a pedir dulces? Y su pregunta no se hizo esperar.

-Me enteré de la Fiesta de Halloween mucho después de que la Reina de los Vampiros me pidiera acompañarla a pedir dulces.-Respondió Marshall, señalando con su dedo índice a Marceline, quien caminaba junto con Finn unos pasos delante de ellos.

-Ya veo…-Se limito a responder la rubia, sin quitar su vista de su hermano.

El camino a pedir dulces de repente duró más que los años anteriores, al parecer, Finn y Marceline ese año en verdad querían terminar con los dientes llenos de caries. Y aprovechando que su hermana y primo iban con ellos, el cargar los dulces se hizo el trabajo de los mayores.

 

Entre minutos de caminata, recorridos por casas vestidas de manera aterradora y pequeñas platicas entre Fionna y Marshall, los recuerdos comenzaron a azotar la memoria de la rubia… Sabía que conocía a Marshall de algún lado, no solamente por los múltiples murmullos de él en el instituto. Lo había conocido incluso antes de irse al extranjero.

-¿Tú eras…?-Comenzó a preguntar Fionna, pero el mayor no la dejo continuar.

-¿Alguna vez te han dicho que tienes serios problemas de memoria?.-Cuestiono Marshall, divertido, ya sabía por dónde iba Fionna y lo que era peor, él la había reconocido casi al instante en que Marcy la presento.

-¿¡Porqué no me lo dijiste antes, tonto!?.-Preguntó enfadada dándole un ligero golpe en el brazo al joven.

-Porque realmente creí que lo recordarías, coneja tonta.- Se burlo el mayor, divertido por la acción de su compañera.

-¿Cómo se supone que lo haría si te fuiste hace diez años?.-Se quejó Fionna, ligeramente enojada.

-No lo sé… ¿Tal vez porque prometiste no hacerlo?.-Atajó Marshall, golpeando fuertemente a Fionna emocionalmente.

-¿Así como tú prometiste no irte?.- Contrarrestó Fionna.

-Es un empate.- Declaró Marshall

-Ya han terminado con todas las casas de aquí y casi es media noche ¿No creen que ya es suficiente?.- Dijo Fionna, dirigiéndose a Marceline y Finn, quienes acababan de acercarse a ellos para dejar con ellos los dulces que acababan de recolectar en los últimos minutos.

Marceline negó con la cabeza, mientras que Finn habló.-Aún no hemos pasado por la casa del señor Williams.-

-¿El señor Williams?- Cuestiono Marshall, confundido.

-Sí, su casa es la más aterradora de la ciudad, tiene un enorme patio delantero que todos los años está lleno de trampas y monstruos enormes.- Explico Marceline, dándole credibilidad a sus palabras con extraños ademanes, simulando ser un horrible monstruo.

-Ya veo…-Dijo Fionna.- ¿Y? ¿Piensan ir ó ya nos vamos?.-

-¿¡Qué dices, Fi!?-Comentó Finn, indignado.- Nos hemos propuesto entrar ahí y salir con un gran botín éste año ¿Verdad Marceline?.- Dijo, decidido.

-¡Por supuesto, Finn!.- Secundó la pelinegra, chocando su puño izquierdo con el de su amigo.

-Bien… Entonces ¿Qué esperan pequeñas criaturas?.- Dijo Marshall, de manera aterradora y señalando paralelamente donde se encontraban, provocándoles un escalofrió a los menores, quienes dirigieron su vista en dirección que Marshall había indicado, podían haber jurado que un relámpago atravesó la parte trasera de aquella casa una vez la divisaron, sintiendo que el aire les faltaba y su piel palidecía.

-Nosotros los esperaremos aquí afuera.-Dijo Fionna una vez se encontraban en la acera de la propiedad Williams, complementando sus palabras con una dulce sonrisa, que por primera vez, a Finn le pareció la más aterradora que había visto en el rostro de su hermana.

-Bien… Llegó la hora-Dijo Marceline, luego de pasar saliva sonoramente y aún no convencida completamente.

-Lo lograremos…-Animó el rubio, aunque el animo iba en su mayor parte para si mismo pues, el pobre estaba temblando como una hoja. Tomo la mano de la pelinegra, y dándole animo con su mirada, se adentraron en el inmenso y sombrío patio del señor Williams.

 

Fionna suspiro cansada mientras se recargaba en la pequeña barda de un metro de altura que divida la acera de la propiedad Williams; su hermano y Marcy llevaban ahí dentro unos minutos ¿Tan grande era aquel lugar?. Miró por donde esos dos habían desaparecido ¿Estarían bien?

-No te preocupes por ellos, estarán bien.- Consoló Marshall, recargándose en la barda junto a Fionna.

-Llevan ahí un buen rato.- Respondió Fionna, sin tratar de ocultar su preocupación en su tono de voz.

-Ya tienen seis años, estarán bien… Además, se fueron tomados de la mano.- Contesto Marshall, con un ligero tono de burla en su última frase que logro sacarle una pequeña risita a Fionna.

-Van a casarse, yo lo sé.- Comento Fionna, esperanzada y siguiendo el juego de Marshall.

Rieron al unísono ante sus palabras, al parecer, aquella conexión que ambos tenían de pequeños no se había perdido del todo. El problema llego cuando sus risas cesaron y un silencio incomodo invadió la atmosfera.

-Hay algo que debo decirte… -Rompió el silencio Marshall.- Pero no he encontrado la forma adecuada de decírtelo.- Explicaba, mientras giraba levemente su cuerpo para quedar de frente a la rubia, quien imitó su acción.

-Pues… Solo dilo.- Respondió Fionna, desviando la mirada una vez sintió un calor inconsciente en sus mejillas, sin saber con exactitud el porqué, se había sonrojado.

-Te quiero…-Dijo Marshall por lo bajo, tanto, que Fionna no lo escucho.

-¿Cómo di…?.-Pregunto la rubia al no haber entendido totalmente las palabras del mayor, pero no logró terminar su oración puesto que sus labios habían sido atrapados por los de Marshall, en un dulce y tierno beso robado que no supo corresponder.-¿Qué fue…?-Intentó hablar, pero no salir aún de su asombro no la dejaba elegir correctamente las palabras.

-Me gustas, Fionna. Tú eres la única razón por la que regrese aquí.-Confesó Marshall, con el rostro de Fionna atrapado entre sus frías manos y mirándola directamente a los ojos.

-P-Pero tú… Diez años… Extranjero… Conocer…-Balbuceaba Fionna, aún sin poder creerse lo que Marshall acababa de decirle. Acababa de conocerlo… ó bueno re-conocerlo, y él se le declaraba ¿De qué se trataba todo eso?

-Ya lo sé… Y lamento haberme ido. Pero me fui porque mi madre tenía que trabajar fuera del país y no podía dejarme aquí. Pero te juro que durante todos esos años no hubo día en que no te cruzaras por mi mente, y tiempo después me di cuenta que… Te quiero, Fionna, de verdad te quiero y si estoy aquí hoy es por ti.-

-Marshall yo…-Intentaba explicar la rubia. No encontraba palabras, parecía que Marshall había planeado todo eso, y tal vez sí había ido así, pero ahora solo quería encontrar una forma de ordenar esa ola de sentimientos repentinos.

-No tienes que contestarme ahora mismo, si no quieres…-Comentó Marshall mientras alejaba sus manos del rostro de la rubia y sonreía melancólicamente, de algún modo, sentía que Fionna acababa de rechazarlo.

Otro silencio incomodo se apoderó de la atmosfera… Marshall se levanto de la pequeña barda donde estaba recargado junto con Fionna, dispuesto a romper con ese maldito silencio de una vez.

-Sabes yo…-Comenzó a hablar. Pero sus palabras fueron acecinadas por unos labios que se apoderaron de los suyos. Los de Fionna. Lo había tomado del cuello y besado por sorpresa, regresándole el beso de hace unos momentos, sin embargo al invertirse los papeles, la sorpresa de Marshall no le permitió corresponder el beso de Fionna como él hubiese querido.

-Yo también te quiero, Marshall…-Susurro la rubia con un leve rubor en sus mejillas una vez deshizo el beso. El nombrado la miraba con los ojos como platos, acción que preocupo a la joven.-¿Te encuentras bien?- Cuestiono preocupada, haciendo regresar a Marshall a la tierra y recibiendo como respuesta un cálido y fuerte abrazo por parte del mayor.

-De maravilla.- Respondió Marshall con una enorme sonrisa en su rostro, para luego besar nuevamente a la rubia, quien esta vez correspondió el beso gustosa.

Y así, sin previo aviso, su Halloween había dado un giro totalmente inesperado y agradable.


-Te dije que sí iban a quedar juntos… Ahora págame.-Ordeno Marceline, extendiendo su mano para recibir su premio.

-Ush, esta bien.- Rezongo Finn, haciendo un puchero, mientras le daba a la pelinegra tres paletas de malvavisco con chocolate y gomitas de dulce.- Siempre haces trampa, Marceline.- Acusó, frunciendo el seño y recibiendo un gesto con la lengua por parte de la ojiverde como respuesta.

Dios por fin algo que termino a tiempo!! ;u; :heart:
Espero que les guste mucho mucho mucho! >:c
Y que mi desvelada haya valido la pena unu -son las 5 y entra a la escuela a las 10-

Oh! No describí los disfraces de Marshall, Finn y Fionna porque queda a su imaginación Spongebob (Imagination) 
Oh! Y Brittany Montserrat es B-MO xD ... Solo por si alguien se lo llega a preguntar uwu

En fin...

Feliz HalloweenPumpkin La !! *Free Icon/Emote* Halloween Pusheen This is Halloween Jack Skeleton ChibiSally Chibi  Halloween Icon pinkcherry halloween pony Pumpkaboo pixel icon xD
© 2014 - 2024 YamiKaoz
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amaya2100's avatar
Aww que hermoso te quedó me encanto ^_^